Alterar el ADN de la levadura que se utiliza en el vino podría hacer que el vino quede “libre de efectos secundarios. Esto significa que en el futuro será muy posible beber unas cuantas copas sin sufrir de la llamada “resaca”.
Esto aseguran los investigadores de la Universidad de Illinois Champaign (Estados Unidos), coordinados por el profesor Yong-Su Jin, quien, en un estudio publicado en Microbiología Ambiental y aplicada, afirman que han creado una técnica capaz de mejorar el valor nutricional de los alimentos fermentados.
Los académicos han desarrollado el “genoma del cuchillo”, un método que utiliza una enzima guía para cortar múltiples copias del ADN de la levadura que se utiliza para la fermentación del vino y la cerveza. Después de ser fragmentada, el genoma del trigo es “reprogramado” para mejorar el valor nutricional de la bebida. En particular, se utilizar la técnica de “fermentación maloláctica”- un proceso secundario que trae el vino a madurar, lo que es suave – podría prevenir la formación de subproductos tóxicos, responsables de las resacas.
El genoma del “cuchillo” podría también ayudar a aumentar la presencia de nutrientes en los alimentos: “el vino contiene un componente saludable, conocido como resveratrol. Con la presencia de la levadura “reprogramadas” podríamos aumentar la cantidad en el vino hasta 10 veces o más.” explica Yong-Su Jin, y se atreve a ir más lejos: ”o podríamos poner en compuestos bioactivos de la bebida derivados de otros alimentos, como el ginseng. O podríamos poner el Resveratrol en cerveza, queso o salmueras, es decir, en todos los alimentos que usan levadura para fermentar”.